
El sexo puede conllevar implicaciones afectivas que pongan a prueba una relación como la de Josh y Alex, un matrimonio que invita a Darius a compartir su cama y replantear su modelo de pareja. Es la trama de ‘Afterglow‘, el éxito teatral off de Broadway en Nueva York que ha desembarcado en Madrid.
“Más allá del desnudo físico está el emocional”, es la visión de Diego Rebollo y Carlos Martín, que han producido y adaptado esta obra y que nos detallan en Clubhouse. En 2019 fue representada en Londres y Diego llevó a Carlos “engañado” a verla, ya que pensaba que iba a un concierto de las Spice Girls. Ahí nació el germen de lo que se ha convertido hoy, un montaje con sold out en las ocho funciones programadas este mes y las cuatro previstas en abril. La iniciativa escénica partió de un crowfounding, “es una posibilidad, no la única para estimular la participación civil en ideas que hay que explorar”, piensa Carlos. El patrocinio empresarial, que costó más encontrarlo, vino después.
Todo se desarrolla en el entorno Nave 73, que los padres del proyecto creen que tiene una “magia especial, cuando entras sientes que hay arte, la magia del teatro”. Esta iniciativa se sitúa al margen de su trabajo habitual. Ambos entienden que se hallan inmersos en un sector “bastante inestable, porque el público no está acostumbrado a pagar por una entrada lo que realmente vale”, denuncia Carlos, que no entiende que haya salas que vendan entradas por 8 euros, “eso equivale a precariedad y reivindico que la cultura hay que pagarla”.
Cambios de registro
El trabajo ha sido muy a mano con el director Pedro Casas, así como con los intérpretes Andrés Acevedo y Jorge Vidal. Reseñable el cambio de registro de ambos al venir de la comedia ‘Burundanga’. A ellos se añade Christian Escuredo, que ha encarnado a personajes dispares como una drag en ‘Priscilla, Reina del desierto’ o al mismo Jesucristo en ’33, El Musical’. “Un reto tras trabajar en musicales de grandes teatros, le llamó la atención la cercanía con el público”, explica Diego. Y los espectadores son una parte importante, porque más que nunca son los auténticos voyeur.
Al inicio de ‘Afterglow’ se presencian desnudos y pasan a un segundo plano. “La emoción pesa y pronto cada persona empatiza más con uno u otro”, indica Carlos. La complejidad es proporcional a la reacción de la grada. Hay quienes piensan que verán una historia cargada de erotismo y les sorprende otra que les dejará anclados a la butaca. “No todo es drama”, apuntan los productores, que declaran que “también hay momentos cómicos en el viaje emocional de los tres protagonistas”.
Desde la dirección artística a nivel de iluminación existen dos planos. Uno real en el que se vive la relación abierta y otro onírico, donde se recrean emociones metafóricas. Hay momentos de ternura y cuando entra Darius, la cosa puede torcerse. “La situación refleja la dinámica de muchas parejas, en las grandes ciudades está a la orden del día”, en opinión de Diego. Y es que la poliamorosa dramática comedia destapa posibilidades sexuales que van más allá de la monogamia, ¿quién sabe a dónde puede llegar?
Propuesta escénica en crecimiento
Los productores son docentes de la escuela TAI y se han valido de algunos compañeros para hacer crecer su propuesta escénica. A destacar la escenografía de Bengoa Vázquez, el vestuario de Jaime Moreno o las imágenes de Gonza Gallego. “Ya nos habíamos fijado en el trabajo de Gon, un referente, con dos tiras de led realizó una sesión fotográfica alucinante”, apunta Rebollo. Por otra parte, pone en valor la iluminación de su compañera, Lola Barroso (Max por ‘Furiosa Escandinavia’), que “con una linterna y un mechero es capaz de darle luz al Teatro Real”, añade Carlos.
Los niveles de exploración son infinitos y ante el buen momento audiovisual que se vive en España, planteamos la versión en cine o televisión de la obra. Recordamos en la tertulia de Clubhouse: ‘La llamada‘ (Teatro Lara), ‘Los miércoles no existen‘ (El Sol de York), ‘La isla desierta‘ (Garaje Lumière)… Lo que realmente le gustaría a los creadores es hacer llegar el mensaje a toda España y que hubiera una gira, “si es necesario la adaptamos al festival de Mérida, les ponemos falda romana a los actores y canciones en latín a Christian”, bromean. En definitiva, “sin el trabajo de todos no saldría adelante”, por eso tanto Carlos Martín como Diego Rebollo , activistas culturales, se congratulan de ser un revulsivo para “llevar alegría a las artes escénicas, porque el teatro es emoción”. Larga vida a ‘Afterglow’.